El amor de Jesucristo
La amada del Señor Jesús Cristo morará seguro con él: todo el día Jesucristo cubrirá y habitará entre sus hombros.
El alma se une a otra alma y amor nace. Esto fue el amor que Jesucristo nos ha llamado.
Y para el amor no hay ninguna barrera.
Y por el amor sin dificultades.
Y para el amor no hay ninguna distancia.
Y para el amor no hay ningún precio.
Y para el amor no es ningún accesorio de sí mismo, pero en la siguiente.
Y por el amor sin materialidad, pero la espiritualidad.
Y para el amor no existe no es ninguna muerte, sino porque la vida permanece en tu corazón para siempre.
Y para el amor no hay traición, pero la amistad.
Y para el amor no no hay ruptura de la Alianza.
Y para el amor no hay temor, sino complicidad.
Señor Jesucristo te fue dado todo poder en la tierra y en los cielos. Señor Jesús tú eres tú tienes la llave de la muerte (sufrimiento eterno) y el infierno (de tortura). Te pedimos: libre de su amado y nos salva con tu mano fuerte.
Porque sabemos que la salvación no está en nuestras fuerzas, sino en tu amor.
Nuestro amado (Jesucristo) es para nosotros un ramillete de mirra, vivir entre nuestras almas.
Así como la rosa de Sarom, el lirio de la búsqueda de campos que la sombra de los árboles del bosque. Así que buscamos Señor Jesucristo.
Plantamos bajo su sombra y su fruto es dulce para nuestro gusto.
Señor Jesucristo, en su gran amor que tiene para nosotros, te pedimos: a todos los que están leyendo este artículo. Que un gran abrazo y vierte sobre él su amor.
Jesús Cristo es nuestra y estamos en Cristo Jesús, él nos calienta con su luz y su amor nos trae a la fe, esperanza y caridad.
¿Qué puede compararse con el amor de Jesucristo? Cualquier cosa que existe en el universo, puede ser más grande o mejor que el amor de Jesucristo por nosotros.
Sus palabras son como los panales y se alimenta y sus vestidos de derramar la virtud, el jardín, y la fuente de agua viva que nos rodea.
Señor Jesucristo, sacar los frutos que nos alimenta la sabiduría, temor de Dios, paz y amor.
Eres la fuente de los jardines y el pozo de aguas vivas, que fluye del trono de Dios.
Levántate, viento del norte y del sur sopla, vienes en mi jardín, para derramar sus aromas: Oh mi amado (Jesucristo) a su jardín y comer sus frutos.
Estamos contentos con el amor de Jesucristo, que cae en cada corazón, cada hombre en cada mujer, cada hombre joven en todos los niños, que cayeron en cada alma y ese amor salta para vida eterna, Amén.
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